Para poder explicar qué entiendo por movilidad aplicada al fútbol se hace imprescindible acercarnos a un concepto primario.
Generalmente las cualidades primarias fuerza, resistencia y velocidad se definen con cierta claridad pero todos, casi sin excepción, descuidamos los aspectos de flexibilidad que son relevantes al hablar de amplitud articular.
El español Álvarez del Villar define a la movilidad como “la cualidad que, con base en la movilidad articular, extensibilidad y elasticidad muscular, permite el máximo recorrido de las articulaciones en posiciones diversas permitiendo al futbolista realizar acciones propias del juego”
Si analizamos esta definición encontraremos que la movilidad tiene características útiles en función del gesto deportivo al igual que la fuerza, la resistencia o la velocidad. Por lo tanto, analizarla desde el punto de vista de los movimientos estáticos nos dirige hacia una postura muy limitada y poco profunda.
Para poder analizar la movilidad hay que comenzar desde los factores que inciden sobre la movilidad, que son dieciséis:
1- Edad y sexo.
2- Respiración.
3- Estado físico.
4- Tipo de articulación.
5- Temperatura.
6- Fatiga.
7- Fase sensible.
8- Estado emocional.
9- Tono muscular.
10- Concentración
11- Biotipología.
12- Hora del día.
13- Calentamiento.
14- Hábitos.
15- Alimentación.
16- Raza.
2- Respiración.
3- Estado físico.
4- Tipo de articulación.
5- Temperatura.
6- Fatiga.
7- Fase sensible.
8- Estado emocional.
9- Tono muscular.
10- Concentración
11- Biotipología.
12- Hora del día.
13- Calentamiento.
14- Hábitos.
15- Alimentación.
16- Raza.
Además, se debe continuar nuestro análisis con los aspectos determinantes de la movilidad:
a) Capacidad de estiramiento de las fibras musculares.
b) Capacidad de estiramiento de los tendones que afectan a la articulación.
c) Capacidad de estiramiento de los ligamentos que rodean a la articulación.
d) Capacidad de movimiento que nos permiten las paredes de las cápsulas articulares.
e) Fuerza de los músculos antagonistas que favorecen la amplitud de movimiento de la articulación.
f) Control del reflejo y contra reflejo miotático.
b) Capacidad de estiramiento de los tendones que afectan a la articulación.
c) Capacidad de estiramiento de los ligamentos que rodean a la articulación.
d) Capacidad de movimiento que nos permiten las paredes de las cápsulas articulares.
e) Fuerza de los músculos antagonistas que favorecen la amplitud de movimiento de la articulación.
f) Control del reflejo y contra reflejo miotático.
Y por último entender que existe una serie de limitantes de la movilidad que marcan esos aspectos:
I - Límites de elongación de la fibra muscular.
II - Límites de elongación del tejido conectivo.
III - Topes anatómicos articulares.
IV - Respuesta neuromuscular refleja.
II - Límites de elongación del tejido conectivo.
III - Topes anatómicos articulares.
IV - Respuesta neuromuscular refleja.
Como consecuencia de este análisis podemos afirmar que no son muchos los entrenadores y profesores de educación física que lo toman en cuenta. Casi en la totalidad de los casos se desatiende este aspecto relevante del entrenamiento, por lo que se limitan los estímulos a posiciones estáticas, pasivas en muchos casos, y que son mantenidas durante un lapso prolongado de tiempo. Ello es sólo una pequeña parte de la cantidad de recursos que nos permiten trabajar para mejorar la movilidad de los jugadores de fútbol.
Durante mi formación docente, en mis años de profesorado y como alumno, casi la totalidad de los docentes afirmaba que se debía trabajar la flexibilidad para mejorar la movilidad y que era una cualidad que el ciclo de maduración permite trabajar desde muy temprana edad. Hasta aquí, como principio, estaría totalmente de acuerdo y supongo que los lectores formados dentro de la ciencia del movimiento coinciden conmigo. Pero la duda se hace más profunda cuando ante mi pregunta "¿cómo se debe llevar adelante un programa de flexibilidad para mejorar la movilidad?", sólo encontraba una respuesta confusa o la simple afirmación “hay que trabajarla...”.
Como en todo desarrollo de un programa de entrenamiento, es imprescindible:
1 - Hacer un análisis de situación.
2 - Dar un diagnóstico de situación.
3 - Plantear objetivos.
4 - Determinar un plan de acción.
5 - Poner en práctica los métodos de trabajo.
6 - Evaluar para certificar los cambios.
7 - Reformular los objetivos y/o un nuevo plan de acción.
8 - Iniciar un nuevo ciclo de trabajo.
2 - Dar un diagnóstico de situación.
3 - Plantear objetivos.
4 - Determinar un plan de acción.
5 - Poner en práctica los métodos de trabajo.
6 - Evaluar para certificar los cambios.
7 - Reformular los objetivos y/o un nuevo plan de acción.
8 - Iniciar un nuevo ciclo de trabajo.
Sabemos que lograr una “flexibilidad útil” implica un mejoramiento de la calidad del movimiento. A la vez, expresa una manifestación de fuerza del músculo antagonista del movimiento. Ejemplo: Al rematar a portería se necesita un bíceps con un alto grado de extensibilidad y en contrapartida un cuádriceps con un gran desarrollo de la fuerza explosiva que permiten aplicar esa fuerza explosiva al gesto técnico. Todo ello dentro de un contexto global ideal, en el que de forma simultánea se relaja el antagonista del movimiento y se contrae explosivamente el agonista. Esto afirma el concepto de que ninguna cualidad puede ser entrenada de manera aislada cuando de fútbol se trata y al ser prevalecientes algunas formas de entrenamiento para ciertas capacidades.
Como conclusión, el desarrollo de la movilidad es imprescindible en función del gesto técnico y es necesario conocer los distintos métodos que desarrollan la movilidad para aplicarlos en función del análisis de situación.
Autor Lic. Eduardo Espona
Profesor de Educación Física Maestro en Alto Rendimiento Deportivos |
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